La Universidad Católica Andrés Bello participó en un estudio aplicado en tres universidades jesuitas para evaluar los aportes y desafíos de estas casas de estudio en la formación ciudadana

Convencidas de la importancia de cuidar y fortalecer la democracia en el mundo, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Universidad Loyola Andalucía de España y la Universidad Rafael Landívar de Guatemala se propusieron conocer los aportes y desafíos que enfrentan las universidades para fomentar el desarrollo de una ciudadanía comprometida. 

El vicerrector Académico de la UCAB, José Francisco Juárez, explicó que el estudio nace de la preocupación por la aparente inestabilidad de las democracias, principalmente en Latinoamérica. Explicó que, tras analizar la relación entre la formación que ofrece la universidad para fortalecer los valores que tienen que ver con la ciudadanía, se plantearon profundizar en el rol que estarían fungiendo estas instituciones para cumplir con esta misión. 

Para el estudio, los investigadores desarrollaron conceptos claves sobre ciudadanía en universidades modernas y revisaron las orientaciones estratégicas de 13 universidades jesuitas en América Latina sobre la formación en valores. De esta forma, lograron crear un contexto que les permitió identificar competencias ciudadanas en las casas de estudio. Además, encuestaron a 635 estudiantes de las tres universidades participantes en la investigación para comprender qué tanto conocen en materia de formación ciudadana, de acuerdo a lo planteado en sus modelos educativos. 

Valores en medio transformaciones culturales

El vicerrector Académico de la UCAB explicó que uno de los rasgos relevantes que identificaron en el contexto es que las sociedades se enfrentan a grandes y constantes transformaciones culturales y existe una crisis de valores, no por la ausencia de estos, sino porque la manera en que las personas entienden y viven los valores está en constante evolución y revisión, especialmente en las nuevas generaciones.

Juárez también destacó que los avances tecnológicos y los cambios sociales acelerados impactan significativamente en la forma en que las personas se relacionan entre sí y perciben el mundo. Ante este panorama, señaló que es necesario “fortalecer esa convivencia con una ética de mínimos. Hay una diversidad de valores, es verdad, pero también hay una intensa búsqueda de acuerdos mínimos para poder convivir en los entornos”.  

Otro rasgo que los investigadores identificaron como preocupante fue la desconfianza en el modelo democrático. “Hoy las personas empiezan a dudar, sobre todo los jóvenes, de la eficacia de la democracia y eso es alarmante. En los años 80 ‘s, en los años 90’ s se consideraba que la democracia era una forma segura para que las personas alcanzaran el desarrollo como individuos, pues parece que en los últimos 20 años eso no es así para mucha gente”, apuntó Juárez.

Sobre este punto, el vicerrector académico indicó que esta crisis de confianza en la democracia en América Latina se debe, en parte, a una crisis de valores. Los jóvenes, en particular, están cuestionando los principios democráticos y buscando nuevas formas de participación y representación.

“La democracia lleva consigo un conjunto de valores y algunos de estos valores son los que se ponen en juicio en este momento (…) Los valores se aprecian precisamente en la medida en que nos encontramos con los demás, en la medida en que lo hacemos evidente con nuestra conducta. Por eso la democracia, los valores y la ciudadanía para nosotros están totalmente interrelacionados, están vinculadas. No hay manera de hablar de un ciudadano sin que se plantee la democracia como fundamento de ella y no hay forma de hablar de ciudadanía sin una práctica de valores”, agregó Juárez. 

La educación juega un papel crucial 

El estudio también hizo énfasis en la responsabilidad de las universidades de fomentar la reflexión crítica y el desarrollo de competencias ciudadanas en sus estudiantes. “La universidad se mantiene en pie y sigue siendo un espacio ideal para el desarrollo, la búsqueda de conocimiento y la búsqueda de la persona. Nosotros entendemos que hoy hay una exigencia de funciones de buscar en la universidad la posibilidad de que apoye una formación integral, que se necesita para lo que es la ciudadanía, porque siempre ha estado presente allí”.

“La universidad, de algún modo, ha estado presente y ha incidido en lo que es el compromiso de la persona por transformar la sociedad o el entorno. Por eso aquí, nosotros cuando analizamos el origen de la universidad, las transformaciones que ha sufrido en el tiempo, estamos reconociendo que es una universidad cuando aporta a una persona con capacidad para ser autónomo y de tomar las mejores decisiones para desarrollar y transformar”, apuntó. 

A través de la revisión de documentos y principios de las universidades jesuitas, también identificaron una serie de dimensiones comunes en la formación ciudadana, como el compromiso con la comunidad, la promoción de la justicia y la participación activa en la sociedad. En función de tales dimensiones, aplicaron una encuesta en las tres instituciones que participaron en el estudio.

Estudiantes reconocen competencias ciudadanas  

La muestra incluyó a 635 estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello (en sus sedes Caracas y Guayana), la Universidad Loyola Andalucía de España y la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, con edades promedio de 20 años, a partir del tercer semestre en áreas como la economía y las ciencias sociales, humanidades, ingeniería, derecho y salud. 

Los jóvenes respondieron a 22 ítems de siete dimensiones que reflejan los rasgos compartidos de las universidades de la Compañía de Jesús, como el compromiso con los pobres, el fomento del bien común, la promoción de valores democráticos, valores cristianos, actuación consciente en la realidad local, participación ciudadana y preocupación por el medio ambiente. 

Los resultados evidenciaron que la mayoría de los estudiantes pueden identificar estos rasgos comunes dentro de sus universidades, reflejando la misión de las instituciones educativas jesuitas. 

Por último, los investigadores concluyeron que estas universidades siguen siendo una oportunidad para la formación integral, permiten impulsar los valores democráticos y mantienen el compromiso de cultivar competencias ciudadanas como un modo de vida asumido por todos, aunque reconocen que no todas las competencias se desarrollan a igual medida. 

 

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  • Texto: Daniela Meza 
  • Fotos: Kenmary Hurtado